El sector de seguros del hogar ha experimentado cambios significativos en los últimos tiempos, convirtiéndose en un campo donde las aseguradoras buscan diferenciarse a través de servicios añadidos que aportan un gran valor al cliente. Sin embargo, la realidad detrás de estos servicios no es tan dorada como se presenta, especialmente para las empresas reparadoras.
Un gancho comercial con consecuencias ocultas
Las aseguradoras, en su afán de atraer y retener a más clientes, han introducido servicios de manitas como un valor añadido a sus pólizas. Mientras que este servicio puede parecer una ventaja irresistible para el cliente, a menudo esconde una realidad económica preocupante para las reparadoras, quienes son el pilar fundamental para llevarlo a cabo.
Estas empresas, esenciales en la cadena de valor, se encuentran en muchas ocasiones ofreciendo su experiencia y mano de obra en condiciones económicas desfavorables. Esto se traduce en jornadas extendidas y tarifas reducidas, lo que compromete su sostenibilidad en el largo plazo.
El precio real de los «extras»
Lo que se vende como un extra, en realidad tiene un coste. Y ese coste recae en las reparadoras. Es esencial que el sector reconozca este desequilibrio y actúe en consecuencia. Los servicios de manitas pueden ser atractivos, pero no deben ofrecerse a expensas de las empresas que los hacen posibles.
Desde AESA, hacemos un llamamiento enérgico a todas las empresas reparadoras para alzar la voz y unirse en esta causa. No es solo una cuestión de justicia económica, sino también de sostenibilidad y equidad en el sector. Es hora de que las reparadoras se unan, se hagan oír y busquen soluciones conjuntas que garanticen una compensación justa por su trabajo.